lunes, 4 de agosto de 2008

PRINCIPALES COMUNIDADES INDIGENAS DE COLOMBIA


Se habla de una cifra de 450 a 500 mil indígenas en Colombia, pertenecientes a cerca de 81 etnias diferentes, con 64 distintas lenguas habladas. El grupo más numeroso son los Paeces, cerca de cien mil, que habitan en el suroccidente del país. Siguen los Guajiros o Wayú, con unos 73 mil individuos, que ocupan las tierras semidesérticas de la península de La Guajira. Otros grupos demográficamente importantes son los Chócos habitantes de las selvas húmedas del occidente del país y de algunas áreas aledañas de cordillera. Con menor número de habitantes, pero con variedad de grupos étnicos, se encuentran los pobladores de la Amazonía, que se estima son 50 mil, repartidos en cerca de 50 grupos étnicos, entre ellos están los Ticunas, Witotos y Guahibos. Otros grupos menos densos en población, pero igualmente complejos en cuanto a sus formas culturales, son los Kogis, los Guambianos, los Noananás o Waunana, los Yagua, entre otros.



Kogis

Los kogis habitan la Sierra Nevada de Santa Marta. Son descendientes directos de los antiguos Taironas. Se distinguen por ser una sociedad femenina, de tipo matriarcal. De ahí que la deidad suprema es una mujer, la madre universal, creadora del cosmos y de todo lo existente, de la cual nació el género humano, la tierra, las plantas y los animales. La mujer cultiva la tierra, siembra, desyerba, cosecha y acarrea los productos de la sementera al hogar. Los kogis celebran grandes ceremonias en honor al Sol y la Luna, festejando ritos en su centro sagrado, cuya casa principal simboliza el cosmos. Realizan además conmemoraciones colectivas antes de la siembra para consagrar la semilla. A los sacerdotes kogis se les da el nombre de mama, que también significa sol. Conservan las tradiciones culturales de los Taironas, entre ellas la de mambiar (masticar hojas de coca), para resistir el hambre y las duras jornadas laborales.


Guambianos.

Habitan el departamento del Cauca, están en el occidente de Tierradentro. Los grupos domésticos son la base organizativa de la vida social de la comunidad; se hallan generalmente compuestos por una familia nuclear (padre, madre e hijos solteros) que viven solos en su propia vivienda. Es frecuente encontrar junto a la familia nuclear, otros miembros como nueras, nietos, padres viudos, etc. En Guambía, las viviendas tienden a ser ocupadas por un grupo doméstico únicamente, aunque se pueden encontrar algunas en las que reside más de uno y casos en que éste está conformado por más de una familia nuclear. Sin embargo, estas situaciones tienden a ser transitorias y generalmente se encuentran asociadas con la presencia de hijos varones con hogares recién conformados, que aún no han construido su propia vivienda. El tamaño promedio de estas unidades domésticas es de 5.8 miembros. Sus vestidos de vivos colores resultan muy llamativos y en su mezcla de falda larga y poncho o ruana se perciben influencias indígenas y españolas.


Guahíbos

Los guahíbos están ubicados en el llano de Casanare, donde permanecen marginados de la civilización occidental, sin permitir intromisión en sus asuntos y su cultura. Viven de la agricultura, la caza y la pesca.


Guajiros o Wayú

Están ubicados en la península de la Guajira. Tienen tendencia a la vida nómada. Se caracterizan por el matriarcado y su población está dividida en castas. La base de su economía es la cría de ganado y la explotación de las minas de sal y de yeso. Entre sus actividades artesanales se destaca el tejido, que trabajan con gran maestría y perfección, elaborando túnicas, hamacas, mantas y variedad de productos. La lengua guajira posee gran sonoridad por su fuerza tonal variada.


Witotos

Habitan la región del bajo Caquetá y el Amazonas. Practican la agricultura, la caza y la recolección. Cada familia tumba una parcela de bosque por año y al cabo de tres años la abandona en busca de nueva tierra. Viven en malocas o grandes casas de paja donde están el padre o dueño de la maloca, sus hijos hombres y sus familias y hermanos y viudas.


Ticunas

Se localizan en el trapecio amazónico. Practican la horticultura, la caza, la pesca, la recolección y el comercio. Son excelentes artesanos y elaboran hamacas, mochilas, canastos y máscaras que son muy apetecidos por los turistas. Además de su organización familiar, en las aldeas tienen un curaca, que es un hombre adulto que coordina el grupo, conoce las tradiciones y creencias y se comunica con los blancos.


Chocoes

Habitan la costa Pacífica. Cultivan plátano, maíz, caña de azúcar y recientemente cacao y café. Complementan la agricultura con la caza y la pesca. En sus comunidades, existen los chamanes o sacerdotes, que ejercen funciones de curación de enfermedades y de entrar en contacto con los espíritus. No es un oficio hereditario; los chamanes transmiten sus poderes en ceremonias que pueden durar varias noches. Como emblema de su poder, el chamán porta un bastón de madera.


Paéz

Su hábitat es Tierradentro, uno de los reductos indígenas más importantes, del país. Son primordialmente agricultores y la tierra para ellos es la razón de la vida y la fuente de su seguridad. Están organizados en cabildos que son elegidos todos los años. Los cabildantes poseen varas de mando para simbolizar su autoridad. El cabildo está conformado por un gobernador, un comisario, un alcalde, un alguacil y un fiscal, cada uno con funciones específicas. En la segunda década de este siglo, el indígena Manuel Quintín Lame encabezó un movimiento que quería defender los derechos de los indígenas a poseer sus tierras, a defender los cabildos como centro de autoridad y a no ser discriminados por los blancos. Si bien el movimiento fue reprimido, los paeces han mantenido vivos esos ideales y han alcanzado grandes logros como la formación del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) que busca recuperar la autonomía política, económica y cultural de los indígenas. Los paeces son un grupo que habita el departamento del Cauca. Combatieron ferozmente a los conquistadores y actualmente están dedicados a la agricultura y la ganadería, conservando viva la tradición y la imagen de su heroína, la cacica Gaitana.


Motilón Barí

Habitan en el departamento de Norte de Santander. Viven en la frontera con Venezuela en la Serranía de los Motilones. Se estima que esta comunidad está integrada por unos tres mil indígenas que sobreviven de la pesca y la cacería. Se alimentan de maíz, bananos, caña de azúcar y cacao. Crían cerdos y gallinas.


Waunaná o Noananá

Habitan la cuenca del río San Juan, principalmente en su desembocadura, que forma una extensa red acuática que se abre paso entre la selva de manglares para llegar al Océano Pacífico. En una casa grande vive una pareja con sus hijos, nietos y aún bisnietos. El sistema de residencia es patrilocal o sea que al formarse una nueva pareja, se establecerá en la casa del hombre. Los hijos traen sus mujeres a la casa paterna y las hijas dejan su hogar para trasladarse a la de sus maridos. La autoridad familiar es patriarcal: Es el padre, el abuelo o el bisabuelo quien tiene el mando, toma las decisiones y las hace ejecutar. La herencia de hombres, bienes y algunas veces cargos, es bilineal; el individuo lleva tanto el apellido paterno como el materno y se considera que pertenece a las familias de sus dos progenitores. La tradición establece que una vez el padre fundador muere, cada uno de sus hijos se va a otro lugar, construye una nueva vivienda y establece su propia familia. Las nuevas casas quedarán distintas unas de otras, a lo largo de la quebrada entre trescientos y quinientos metros. Cuando la esposa queda con vida se va a vivir generalmente con el mayor de sus hijos. Hombre y mujer se complementan para la labor agrícola; los hombres tienen a su cargo la tumba o la roza (tumba cuando hay que derrumbar grandes árboles, roza cuando apenas se limpia una zona ya antes trabajada) y luego la quema, quedando así preparado el terreno para que llegue la mujer a sembrar, cosechar y recoger los frutos. El hombre también tiene a su cargo el limpiar, deshierbar, cazar y pescar. Los Noananás practican la endogamia tribal, o sea que no pueden casarse sino con personas de la misma tribu; pero siguen las leyes de exogamia con sus primos hermanos, no aceptándolos como cónyuges.


POBLACION INDIGENA Y AFROCOLOMBIANA

De acuerdo con la división político-administrativa, el país cuenta con 32 departamentos, 4 distritos y 1.072 municipios. En Colombia existen 511 resguardos indígenas con un área aproximada de 28.2 millones de hectáreas, que representan el 25% del territorio nacional. Se han identificado 80 grupos étnicos o pueblos indígenas con una población estimada de 714.118 indígenas, con presencia en los 32 departamentos y en 242 municipios. El total de población indígena del país está concentrado en los departamentos del Cauca (23%), Guajira (21%), Nariño (11%), Chocó y Caldas (5%) y Córdoba (3%). Sus procesos de organización y lucha, aunque datan de la época de la conquista, han tomado mayor fuerza y coherencia en los últimos veinte años en los que se han consolidado organizaciones de diverso orden con fines reivindicativos y de autogestión bajo los principios unidad, tierra, cultura y autonomía.





los resguardos indigenas


LOS RESGUARDOS INDIGENAS

El resguardo es una institución legal y sociopolítica de origen colonial y de carácter especial, conformada por una comunidad o parcialidad indígena que, con un título de propiedad comunitaria, posee su territorio y se rige para el manejo de éste. En su ámbito interno el resguardo se rige por una organización ajustada al fuero indígena, es decir, con pautas y tradiciones culturales propias.
La división de Asuntos Indígenas del Ministerio del Interior registra un total de 567 resguardos en el territorio nacional, con una extensión aproximada de 36.500.416 hectáreas, que albergan a una población cercana a los 800.271 personas, 67.503 familias.
En el ámbito regional, el panorama es el siguiente:
En la región amazónica existen 88 resguardos, discriminados en tres departamentos: Putumayo (30 resguardos), Caquetá (38 resguardos) y Amazonas (28 resguardos). Ocupan un área aproximada de 9.922.146 hectáreas. Cuenta con una población de 29.073 personas, 5.619 familias.
Los resguardos ubicados en la región central del país son 104, discriminados en los departamentos de Arauca (26 resguardos), Boyacá (1 resguardo), Casanare (8 resguardos), Huila (5 resguardos), Norte de Santander (2 resguardos) y Tolima (62 resguardos). Su extensión se calcula aproximadamente en 643.735 hectáreas, con una población de 26.973 habitantes, 5.224 familias.
En la zona norte existen 31 resguardos en los departamentos de Atlántico (1 resguardo), Cesar (7 resguardos), Córdoba (3 resguardos), Guajira (17 resguardos) y Magdalena (3 resguardos). Ocupan un área de 1.828.515 hectáreas, con una población de 144.192 personas, 25.299 familias.
En la zona de la Orinoquía se hallan 106 resguardos, distribuidos en los departamentos de Guainía (26 resguardos), Guaviare (19 resguardos), Meta (17 resguardos), Vaupés (2 resguardos) y Vichada (41 resguardos). Se extienden en 15.794.136 hectáreas aproximadamente. Su número de habitantes está por el orden de las 447.740 personas, 8.413 familias.
Finalmente, en la región del pacífico existen 238 resguardos, ubicados en los departamentos de Antioquia (37 resguardos), Caldas (3 resguardos), Cauca (36 resguardos), Chocó (104 resguardos), Nariño (34 resguardos), Quindío (5 resguardos), Risaralda (4 resguardos) y Valle del Cauca (17 resguardos). Ocupan un área de 8.311.884 hectáreas y una población estimada en 152.293 personas, 22.948 familias.

los indigenas en su medio ambiente


En el marco de la celebración del “Día Mundial del Medio Ambiente” (DMMA), que se lleva a cabo el 5 de junio de cada año, es importante resaltar la importancia que tiene la preservación del mismo para los pueblos indígenas. Las Naciones Unidas pretenden a través de esta celebración estimular la preservación del ambiente a nivel mundial, además de promover la atención y acción política.

Para los indígenas el territorio es un conjunto de poder, la madre tierra es un ser vivo, que tiene un útero donde están sembrados ombligos que sustentan los hilos embrionarios de la gente. Por eso mismo, todo aquello que se haga a la tierra tendrá más que un impacto físico.

El territorio para los pueblos indígenas es la base de su subsistencia y fuente de sacralidad. Piensan y reivindican el territorio como inseparable de su cultura y base de su reproducción, y lo visualizan como el ámbito desde el cual ejercer una posible autonomía.

A diferencia de la visión occidental, en las sociedades indígenas los hombres forman parte de la naturaleza, junto con otros seres y ésta no puede ser objeto de explotaciones y agresiones. Cada vez que se presentan desplazamientos forzados, el desarraigo de estos pueblos no es sólo territorial sino también cultural ya que sus gentes arriesgan su identidad y costumbres una vez se encuentran fuera de sus territorios.

“A la madre tierra la defendemos con la vida”

Imer Villazón Arias, indígena Kankuamo explicó qué significa la naturaleza en sus vidas: “Para nosotros el medio ambiente es el territorio, y el territorio es el conjunto de aire, agua, alimentación, fauna, flora y animales, todo ellos intactos. El territorio para nosotros es más importante que los seres humanos, es el complemento de la madre tierra, y por eso lo hemos defendido a costo de la vida”.

En cuanto a la admiración que le rinden a la madre tierra, Villazón Arias aseguró que hacen rituales que pueden consistir en 4 noches de trasnocho, alimentación totalmente natural, sin sal, acompañamiento del poporo y escuchando al guía espiritual, todo ellos para tener una mayor conexión espiritual y demostrar el amor que sienten por ella.

Los kankuamos hacen un llamado a todos los colombianos y al mundo en general, para que aprendan a percibir a la naturaleza como un elemento vital, “nosotros le pedimos a la sociedad un cambio de actitud y de pensamiento, y que aprendan a entender que el desarrollo no es hacia el futuro, es hacia el pasado como vivieron nuestros ancestros. Los seres humanos debemos reconocer que no somos nada, lo más importante es lo que nos soporta, es decir la madre tierra y sin ella no podríamos vivir. Por eso nosotros no celebramos un solo día, para nosotros nuestra vida es la madre tierra”.

En cuanto al sistema de producción al ser considerada la tierra como la "madre", ella brinda los productos que alimenta a sus hijos (hombres). Este pueblo posee una gran carga espiritual, por ello para esta etnia que habita la sierra Nevada de Santa Marta, los picos nevados son considerados el centro del mundo. El mundo se concibe como dos pirámides sostenidas por una misma base. Internamente, lo conforman nueve mundos, cada uno con su propia tierra y sus propios habitantes. La tierra esta ubicada en el quinto piso. Hacia arriba los mundos están emparentados con la luz y hacia abajo están emparentados con la oscuridad.

La sierra es considerada como un cuerpo humano, donde los picos nevados representan la cabeza; las lagunas de los páramos el corazón; los ríos y las quebradas las venas; las capas de tierra los músculos; y los pajonales el cabello. Con esa base, toda la geografía de la sierra es un espacio sagrado.

Los Pijaos, otro pueblo indígena colombiano que habita en el departamento del Tolima, principalmente en los municipios de Ortega, Chaparral, Coyaima y Natagaima también poseen una estrecha relación con la naturaleza. Mauricio Chilatra, indígena Pijao aseguró que la relación de todos los pueblos indígenas con la naturaleza es muy similar y de gran importancia.

“Para los pueblos indígenas la naturaleza es nuestra madre, y por ello debemos tener una relación armónica con ella porque de eso depende nuestra supervivencia, ella nos da todos los componentes necesarios para vivir, por eso nosotros manejamos muchas relaciones con plantas, y animales”, asegura el indígena tolimense.

Los indígenas aseguran que al ser la madre tierra un ser vivo responde mal si la tratan mal, “es por ese irrespeto y maltrato a la madre tierra que estamos viviendo tantos desastres naturales, enfermedades y escasez de alimentación”.

Y es que incluso la percepción del origen del hombre para la mayoría de pueblos indígenas tiene una estrecha relación con la naturaleza, para los Pijaos, el primer hombre de su pueblo surge de una laguna, este mito de “la gran laguna”, afirma que como ésta se estaba secando un hombre nació de ella como una flor, con el único fin de preservarla y conservar su territorio.

Estas referencias en mitos y leyendas son comunes en todos los pueblos indígenas, de los cuales en su mayoría se han recopilado relatos que prueban su veneración al sol, a la luna los cuales consideran seres vivos, y que para ellos están íntimamente relacionados con su propio origen, es el caso de varios de ellos como el mito arhuaco “Cómo nacieron el sol y la luna”. Este relato cuenta que una india de este pueblo tuvo dos niños luminosos, que posteriormente fueron perseguidos por los mismos pobladores debido a su rareza, y para escaparse volaron al cielo convirtiéndose en el sol y la luna.

Los tiempos modernos en detrimento de la naturaleza

Actualmente varios factores afectan a la madre tierra de estos pueblos, entre ellos la violencia y la explotación de sus lugares sagrados sin consulta alguna; estos factores han dejado heridos, desaparecidos y muertos durante años. Ha sido una lucha que no ha cesado por defender sus territorios a cualquier costo incluso su propia vida ya que para ellos sin territorio no hay vida.

La violencia ha generado una amenaza constante al patrimonio inmateriales el caso del gran flagelo que han causado los grupos ilegales que han dejado minas antipersonal en gran parte del territorio colombiano, generando un ambiente poco apto para el desarrollo cultural de los indígenas. En el caso concreto de las minas antipersonal están siendo sembradas en los sitios de especial relevancia cultural como es el caso de lagunas, valles, piedras, cementerios, etc., lo cual se traduce en una amenaza permanente a sus territorios sagrados y como consecuencia a su patrimonio inmaterial, afectando sus vidas en todos los ámbitos que la componen: social, cultural, político, ambiental, entre otros.

Según datos del Observatorio de Minas, se realizó un sondeo entre el 23 y el 31 de enero de 2006, a voceros de 9 organizaciones indígenas, el cual arrojó porcentajes respecto a la distribución de minas antipersonal en territorio indígena: en los caminos se encontró el 38% de las minas, en los sitios sagrados el 25%, En las viviendas el 13%, y en los cultivos, zonas de casa y pesca, y fuentes de agua 6% respectivamente.

En cuanto a leyes de explotación de territorios, la ley forestal y la explotación de petróleo en territorios indígenas son una pequeña muestra de la situación que viven estos pueblos por preservar sus territorios. Para ellos esta explotación de los recursos naturales ha obedecido a una lógica cimentada en criterios economicistas de beneficio particular, por encima de criterios sociales, culturales y ecológicos.

Es por todo esto que los pueblos indígenas han defendido milenariamente su posición respecto a la visión que tienen de la madre tierra, porque para estos pueblos ella esta sobre todos nosotros, y cruza la vida en todos los ámbitos, lo cual significa que si la madre tierra es maltratada nosotros seremos los primeros perjudicados, teniendo en cuenta que todo es un ciclo y cada mala acción sobre la naturaleza repercutirá en nuestro detrimento.