lunes, 4 de agosto de 2008

los indigenas en su medio ambiente


En el marco de la celebración del “Día Mundial del Medio Ambiente” (DMMA), que se lleva a cabo el 5 de junio de cada año, es importante resaltar la importancia que tiene la preservación del mismo para los pueblos indígenas. Las Naciones Unidas pretenden a través de esta celebración estimular la preservación del ambiente a nivel mundial, además de promover la atención y acción política.

Para los indígenas el territorio es un conjunto de poder, la madre tierra es un ser vivo, que tiene un útero donde están sembrados ombligos que sustentan los hilos embrionarios de la gente. Por eso mismo, todo aquello que se haga a la tierra tendrá más que un impacto físico.

El territorio para los pueblos indígenas es la base de su subsistencia y fuente de sacralidad. Piensan y reivindican el territorio como inseparable de su cultura y base de su reproducción, y lo visualizan como el ámbito desde el cual ejercer una posible autonomía.

A diferencia de la visión occidental, en las sociedades indígenas los hombres forman parte de la naturaleza, junto con otros seres y ésta no puede ser objeto de explotaciones y agresiones. Cada vez que se presentan desplazamientos forzados, el desarraigo de estos pueblos no es sólo territorial sino también cultural ya que sus gentes arriesgan su identidad y costumbres una vez se encuentran fuera de sus territorios.

“A la madre tierra la defendemos con la vida”

Imer Villazón Arias, indígena Kankuamo explicó qué significa la naturaleza en sus vidas: “Para nosotros el medio ambiente es el territorio, y el territorio es el conjunto de aire, agua, alimentación, fauna, flora y animales, todo ellos intactos. El territorio para nosotros es más importante que los seres humanos, es el complemento de la madre tierra, y por eso lo hemos defendido a costo de la vida”.

En cuanto a la admiración que le rinden a la madre tierra, Villazón Arias aseguró que hacen rituales que pueden consistir en 4 noches de trasnocho, alimentación totalmente natural, sin sal, acompañamiento del poporo y escuchando al guía espiritual, todo ellos para tener una mayor conexión espiritual y demostrar el amor que sienten por ella.

Los kankuamos hacen un llamado a todos los colombianos y al mundo en general, para que aprendan a percibir a la naturaleza como un elemento vital, “nosotros le pedimos a la sociedad un cambio de actitud y de pensamiento, y que aprendan a entender que el desarrollo no es hacia el futuro, es hacia el pasado como vivieron nuestros ancestros. Los seres humanos debemos reconocer que no somos nada, lo más importante es lo que nos soporta, es decir la madre tierra y sin ella no podríamos vivir. Por eso nosotros no celebramos un solo día, para nosotros nuestra vida es la madre tierra”.

En cuanto al sistema de producción al ser considerada la tierra como la "madre", ella brinda los productos que alimenta a sus hijos (hombres). Este pueblo posee una gran carga espiritual, por ello para esta etnia que habita la sierra Nevada de Santa Marta, los picos nevados son considerados el centro del mundo. El mundo se concibe como dos pirámides sostenidas por una misma base. Internamente, lo conforman nueve mundos, cada uno con su propia tierra y sus propios habitantes. La tierra esta ubicada en el quinto piso. Hacia arriba los mundos están emparentados con la luz y hacia abajo están emparentados con la oscuridad.

La sierra es considerada como un cuerpo humano, donde los picos nevados representan la cabeza; las lagunas de los páramos el corazón; los ríos y las quebradas las venas; las capas de tierra los músculos; y los pajonales el cabello. Con esa base, toda la geografía de la sierra es un espacio sagrado.

Los Pijaos, otro pueblo indígena colombiano que habita en el departamento del Tolima, principalmente en los municipios de Ortega, Chaparral, Coyaima y Natagaima también poseen una estrecha relación con la naturaleza. Mauricio Chilatra, indígena Pijao aseguró que la relación de todos los pueblos indígenas con la naturaleza es muy similar y de gran importancia.

“Para los pueblos indígenas la naturaleza es nuestra madre, y por ello debemos tener una relación armónica con ella porque de eso depende nuestra supervivencia, ella nos da todos los componentes necesarios para vivir, por eso nosotros manejamos muchas relaciones con plantas, y animales”, asegura el indígena tolimense.

Los indígenas aseguran que al ser la madre tierra un ser vivo responde mal si la tratan mal, “es por ese irrespeto y maltrato a la madre tierra que estamos viviendo tantos desastres naturales, enfermedades y escasez de alimentación”.

Y es que incluso la percepción del origen del hombre para la mayoría de pueblos indígenas tiene una estrecha relación con la naturaleza, para los Pijaos, el primer hombre de su pueblo surge de una laguna, este mito de “la gran laguna”, afirma que como ésta se estaba secando un hombre nació de ella como una flor, con el único fin de preservarla y conservar su territorio.

Estas referencias en mitos y leyendas son comunes en todos los pueblos indígenas, de los cuales en su mayoría se han recopilado relatos que prueban su veneración al sol, a la luna los cuales consideran seres vivos, y que para ellos están íntimamente relacionados con su propio origen, es el caso de varios de ellos como el mito arhuaco “Cómo nacieron el sol y la luna”. Este relato cuenta que una india de este pueblo tuvo dos niños luminosos, que posteriormente fueron perseguidos por los mismos pobladores debido a su rareza, y para escaparse volaron al cielo convirtiéndose en el sol y la luna.

Los tiempos modernos en detrimento de la naturaleza

Actualmente varios factores afectan a la madre tierra de estos pueblos, entre ellos la violencia y la explotación de sus lugares sagrados sin consulta alguna; estos factores han dejado heridos, desaparecidos y muertos durante años. Ha sido una lucha que no ha cesado por defender sus territorios a cualquier costo incluso su propia vida ya que para ellos sin territorio no hay vida.

La violencia ha generado una amenaza constante al patrimonio inmateriales el caso del gran flagelo que han causado los grupos ilegales que han dejado minas antipersonal en gran parte del territorio colombiano, generando un ambiente poco apto para el desarrollo cultural de los indígenas. En el caso concreto de las minas antipersonal están siendo sembradas en los sitios de especial relevancia cultural como es el caso de lagunas, valles, piedras, cementerios, etc., lo cual se traduce en una amenaza permanente a sus territorios sagrados y como consecuencia a su patrimonio inmaterial, afectando sus vidas en todos los ámbitos que la componen: social, cultural, político, ambiental, entre otros.

Según datos del Observatorio de Minas, se realizó un sondeo entre el 23 y el 31 de enero de 2006, a voceros de 9 organizaciones indígenas, el cual arrojó porcentajes respecto a la distribución de minas antipersonal en territorio indígena: en los caminos se encontró el 38% de las minas, en los sitios sagrados el 25%, En las viviendas el 13%, y en los cultivos, zonas de casa y pesca, y fuentes de agua 6% respectivamente.

En cuanto a leyes de explotación de territorios, la ley forestal y la explotación de petróleo en territorios indígenas son una pequeña muestra de la situación que viven estos pueblos por preservar sus territorios. Para ellos esta explotación de los recursos naturales ha obedecido a una lógica cimentada en criterios economicistas de beneficio particular, por encima de criterios sociales, culturales y ecológicos.

Es por todo esto que los pueblos indígenas han defendido milenariamente su posición respecto a la visión que tienen de la madre tierra, porque para estos pueblos ella esta sobre todos nosotros, y cruza la vida en todos los ámbitos, lo cual significa que si la madre tierra es maltratada nosotros seremos los primeros perjudicados, teniendo en cuenta que todo es un ciclo y cada mala acción sobre la naturaleza repercutirá en nuestro detrimento.

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